La comunicación es la base de la sociedad. Desde principios de la humanidad saber comunicarse es la más valiosa de las habilidades humanas y es sin lugar a dudas la completa y más compleja forma de representación en el ser humano.
Ser competente significa tener la capacidad para aprender, identificar situaciones problemáticas, usar lo que se sabe para resolverlas y continuar aprendiendo. Las competencias se desarrollan durante toda la vida y permiten que cada persona pueda manejar muchos temas y resolver diversos tipos de problemas.
Una de las competencias esenciales para abordar todas las situaciones de nuestro entorno es la comunicativa. Si no nos comunicamos no podemos acceder a los diversos campos del saber ni tenemos posibilidades de ser exitosos en las relaciones con el conocimiento, con los demás, ni con un entorno globalizado.
El lenguaje es el instrumento básico de la interacción humana, y todos los aprendizajes se basan en esa interacción. Es un universo de significados que permite interpretar el mundo y transformarlo, construir nuevas realidades, establecer acuerdos para poder convivir con los congéneres y expresar ideas y sentimientos.
Un mal proceso comunicativo, independientemente de donde se genere altera significativamente las relaciones interpersonales. Una mala disposición de la comunicación o el uso de esta sea de manera oral o personal afectará la continuidad de cualquier proceso formal en el ser humano y por ende pondrá en riesgo las oportunidades de ejercer una ciudadanía comunicativa de criterio y forma adecuada.
Estos encuentros de formación evidencia una necesidad profunda de apropiar las competencias comunicativas para el desarrollo de roles acorde a los tiempos vigentes y propuestas en la instalación de herramientas en nuestro comportamiento, en nuestra forma de expresarnos y en el desarrollo de una competencia comunicacional apropiada, acorde y que permite la obtención de metas propuestas en nuestro proyecto de vida o en nuestro reto laboral y profesional.